¿Se ha preguntado cuales son las razones por las que elige a una pareja romántico-amorosa? Muchos investigadores sí lo han hecho y, aunque es basta la investigación sobre los factores que pueden influir en la elección de una pareja o emparejamiento, son pocos los estudios que se han elaborado desde la psicología social y en la cultura mexicana.
Por esta razón, en el año 2013, Nélida Padilla Gámez y Rolando Díaz-Loving de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), publicaron un estudio que tenía como nombre “Premisas familiares y socioculturales del emparejamiento”. El objetivo de la investigación fue identificar si la familia, a través de premisas o mandatos socioculturales, sigue trasmitiendo un patrón sobre lo que es deseable al momento de que alguno de sus miembros elige pareja.
Los investigadores diseñaron y aplicaron un cuestionario abierto que se integraba solamente por las preguntas: “¿Qué cosas o consejos se dicen o se han dicho en tu familia sobre las características que son deseables para elegir una pareja?”, “¿Qué otros dichos o consejos se dicen en general en la cultura mexicana sobre la elección de pareja?”, y “¿Has cumplido con algunos de los consejos de la familia o de la cultura cuando has elegido pareja? Si es así ¿cuáles?”. Este instrumento fue contestado por 228 participantes, 154 mujeres y 74 hombres, con edades comprendidas entre los 19 y los 56 años. Cabe destacar que en la muestra había personas con pareja y sin ésta.
Con base en las respuestas obtenidas, los investigadores realizaron un análisis de contenido, a partir del cual, identificaron aquellas afirmaciones que tenían un mensaje similar, creando con esto 28 códigos o clasificaciones. Después, entre los códigos existentes, buscaron aquellos que pudieran integrarse en una categoría más general, obteniendo cuatro de estas categorías o también llamadas familias, a saber: 1) características socioculturales, 2) interacción con la persona, 3) características físicas: atracción/química, y 4) características psicológicas o de personalidad. A continuación, se incorpora una tabla elaborada por los autores del estudio que muestra las familias, los códigos, la cantidad de respuesta que integra cada código (f) y un ejemplo del mismo.
Si usted analiza la tabla anterior, se dará cuenta que, al parecer, para la sociedad y las familias mexicanas lo más importante a la hora de elegir una pareja es que tenga valores; es decir, que sea respetuoso, responsable, honesto, cooperativo, solidario, tolerante y humilde, entre muchos otros posibles. Cabe destacar que, en muchas ocasiones, los encuestados no definieron qué valores eran los deseados, quedándose su respuesta en un nivel general y vago, deseando simplemente a “alguien con valores”.
El segundo aspecto en orden de importancia es que la persona a elegir nos quiera más que nosotros a ella, tal vez, y esto es una interpretación mía, por aquello del control y el dolor. Si uno quiere menos, posiblemente duela menos, importe menos, ceda menos, concilie menos; conllevando una posición de poder sobre aquel que nos ama y desea más. Asociado a este aspecto, también se espera que nos haga feliz, nos respete, nos valore y nos demuestre cuánto nos ama.
El tercer factor más relevante aparece en varias categorías, ya que se relaciona con el dinero, la forma de obtenerlo y los beneficios que se pueden generar con éste. Por lo tanto, la sociedad y las familias nos aconsejan que, la pareja debe de trabajar, tener dinero, tener carro, tener algo que ofrecer, una buena clase social y un nivel socioeconómico similar o mayor al que nosotros tenemos y podemos ofrecerle.
Por último, de los aspectos con mayor coincidencia, aparece “la atracción o química”, es decir, se recomienda que la persona a elegir nos guste, que haya química y que esté guapo. En la tabla aparecen otras recomendaciones con menor frecuencia, pero que pudieran ser importantes al momento de elegir emparejarse, como son: tomarse tiempo para conocerse y costumbres, gustos, religión, metas y aspiraciones en común.
Ahora, usted se preguntará, qué porcentaje de personas reportó seguir estos consejos durante el proceso de emparejamiento. La respuesta es 65.78%, dos terceras partes de los encuestados afirmaron seguir estas premisas. Por lo tanto, se puede esperar que, la gran mayoría de los mexicanos estén buscando una pareja con valores, que los quiera más que ellos, que tenga igual o más dinero, estatus y nivel socioeconómico, que tenga gustos, costumbres, metas y aspiraciones similares y con la cual sientan química, gusto y una gran atracción.
Sin importar que usted comparta las ideas del párrafo anterior o no, la realidad es que usted va por la vida con un conjunto de creencias sobre lo que espera de una relación y de una pareja, muchas veces sin tener la completa claridad de las mismas. Por lo tanto, al emparejarnos existen cosas que asumimos como compartidas, las cuales, muchas veces la otra persona no piensa de la misma forma. Por ejemplo, los encuestados refirieron querer a alguien que los respete, pero ¿qué implica eso? Tal vez, para algunos hombres, el respeto podría ser que su pareja no salga en solitario a bares o antros, que no tome alcohol, que no tenga amigos cercanos del sexo opuesto, que no use ropa que enseñe ciertas partes de su cuerpo, etc. Más allá de juzgar si esto es respetuoso o no, el problema para el éxito y perdurabilidad de la pareja, es la discrepancia entre las creencias y la inflexibilidad para poder tomar un terreno mutuo, en que el ambos se sientan respetados.
Por lo tanto, el estudio confirmó que los mexicanos tenemos un conjunto de ideas sobre el emparejamiento, las cuales, en gran medida son adquiridas desde el seno familiar, siendo éste el principal transmisor de premisas, normas y conductas, que influyen en el proceso y conformación de las relaciones amorosas. Es decir, aquellas afirmaciones que escuchamos de forma reiterada por nuestros familiares, durante nuestra infancia, niñez, adolescencia y juventud, delinearon nuestros gustos y preferencias sobre las características socioculturales, físicas y psicológicas que valoramos en nuestras parejas.
Cabe destacar que, no es lo único que influye o define nuestros gustos, en muchas ocasiones, nuestras experiencias personales e historia de vida hace que cambiemos de parecer y configuremos nuevos patrones de búsqueda, tal vez, ajenos a los que nuestra familia comparte. Por lo tanto, el cambio es posible, y viene dado sobre la base del autoconocimiento, proceso en el que, muchas veces, es favorecedor tener de acompañante a un buen psicólogo.
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Referencia
Padilla-Gámez, N., y Díaz-Loving, R. (2013). Premisas familiares y socioculturales del emparejamiento. Enseñanza e Investigación en Psicología, 18(2), 249-262. Recuperado de https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=292/29228336003
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