A propósito del día mundial para la prevención del suicidio (10 de septiembre), me di a la tarea de buscar información que pudiera servirle a la población para evitar llegar a cometer esta conducta. En mi búsqueda encontré el artículo de Pérez-Esparza et al. (2020), sobre la Ketamina y su uso para tratar la depresión.
Pérez-Esparza y colaborados describen que la depresión es una enfermedad que afecta negativamente la forma de sentir, de pensar y de comportarse de las personas. Quienes viven con ésta, suelen tener pensamientos de culpa, de reproche; se desvalorizan y pueden llegar a pensar en lastimarse o quitarse la vida. Además, pueden experimentar alteraciones en el sueño, en el apetito, y tener pocas ganas de hacer cosas que antes eran muy motivantes o que son básicas para su bienestar, como bañarse, hacer ejercicio, salir e interactuar con otras personas.
Los investigadores enfatizan que, a nivel mundial, la incidencia de la depresión ha aumentado alarmantemente en los últimos años, teniendo un impacto en aproximadamente 300 millones de personas, siendo la primera causa de suicidios en países como Estados Unidos de América. En México, la situación también es preocupante, ya que una de cada cuatro personas tiene algún trastorno mental, siendo la depresión uno de los más comunes. Algunas estadísticas establecen que 1 de cada 10 personas vive o ha tenido depresión. Según el Instituto de Estadística y Evaluación en Salud, los trastornos depresivos representan una de las primeras causas de discapacidad y ausencias laborales a nivel mundial (Pérez-Esparza et al., 2020).
Los autores del artículo reconocen que la depresión es una enfermedad multifactorial, en la cual influyen aspectos genéticos, neurofisiológicos, ambientales y psicosociales. Por lo tanto, su tratamiento suele incluir diferentes tipos de terapias, como la farmacológica y la psicológica. En lo que respecta a la primera, los antidepresivos orales que buscan aumentar los niveles de serotonina, noradrenalia y dopamina han sido los más empleados. En el caso de la psicología, las terapias cognitivo-conductual, interpersonal y la de activación conductual, son las que han demostrado mejores resultados.
Pérez-Esparza y colaboradores destacan que ningún tratamiento disponible en la actualidad tiene resultados antidepresivos inmediatos, los que han demostrado mayor efectividad tardan en disminuir la sintomatología entre 2 y 6 semanas. Por lo tanto, la imposibilidad de ofrecer una respuesta efectiva a corto plazo, en pacientes con ideas o intentos suicidas, puede ser un riesgo contra su vida. Es aquí, donde la Ketamina entra para dar nuevas esperanzas.
La Ketamina es un anestésico empleado desde los años setenta, tiene propiedades sedantes y analgésicas, y actúa de forma diferente a como lo hacen los antidepresivos tradicionales. Su efectividad ha sido estudiada desde inicios del año 2000 y, este año, la Food and Drug Administration (FDA) de los Estados Unidos de América aprobó la utilización del fármaco esketamina intranasal Spravato, comercializado por Johnson y Johnson, derivado de la ketamina, para el tratamiento de la depresión, después de múltiples ensayos clínicos que demostraron su eficacia y seguridad (Pérez-Esparza et al., 2020).
Con base en los estudios que sustentaron la aprobaron para su venta, los investigadores destacan que los resultados son alentadores, el medicamento tiene una eficacia antidepresiva robusta y rápida, tal parece que dentro de la primera hora después de la primera toma y hasta por siete días posteriores. Los efectos secundarios a corto plazo pueden ser dolores de cabeza, mareo, aumento de la presión arterial, náuseas y sedación. Sin embargo, parece ser que son transitorios y desaparecen en la primera hora después de la intervención.
A pesar de las ventajas que puede suponer el uso de este nuevo medicamento, los autores destacan la importancia de tomar precauciones; ya que, el empleo no adecuado, y el uso de dosis mayores a las recetadas, ya sea por descuido o de forma voluntaria, puede generar dependencia y adicción intensa. En países como Reino Unido, el uso inadecuado de la Ketamina ha originado un problema de salud pública, para el cual, aún no se tiene un tratamiento efectivo.
Por lo anterior, si bien es importante conocer que existen otras opciones de tratamiento farmacológico para la depresión, también se deben de considerar los riesgos potenciales de ser recetadas de forma indiscriminada, sin los cuidados adecuados para pacientes que tengan un historial médico o familiar de sensibilidad hacia el desarrollo de conductas adictivas; así como, se debe de tener cautela, al proponer optar por tratamientos exclusivamente médicos, sabiendo la complejidad de la enfermedad.
Por lo tanto, si su médico no se lo recomienda, sería sumamente importante que usted pensara en poder acompañar los medicamentos con atención psicológica, de preferencia, con profesionales que empleen aquellos enfoques que han demostrado mejores resultados, como los que se mencionaron previamente. Es importante enfatizar que, la depresión en un Trastorno multifactorial que suele requerir la atención y el trabajo en conjunto de varios profesionales para su exitosa remisión.
Referencia
Pérez-Esparza, R., Kobayashi-Romeroa, L. F., García-Mendozaa, A. M., Lamas-Aguilarb, R. M., Vargas-Sosac, M., Encarnación-Martínezc, M., González-Manríquezd, L. A., Eternod-Rodríguezd, S. A., Maltos-Gómezc, F., Vargas-Valenciac, K. M, Fonseca-Perezamador, A. (2020). Ketamina un nuevo agente terapéutico para la depresión. Revista de la Facultad de Medicina de la UNAM, 63(1), 6-13. doi.org/10.22201/fm.24484865e.2020.63.1.02
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